viernes, 21 de julio de 2017

Capítulo 64: Llaves

    Una vez que termine de hablar con Daira salí de mi habitación y sin hacer mucho ruido baje las escaleras, escuche las voces de Darwin y Marisol acercarse desde la cocina con lo que decidí saltar sobre el sofa de tres cuerpos y tirarme al suelo, si ellos me veían cerca de la puerta tal vez sospecharian algo y sé que suena muy loco y también estúpido pero era así.

Por alguna extraña razón no pude evitar reírme un poco de mí misma por lo ridícula que seguramente me veía.

     Ellos pasaron por el living riendo y hablando como lo hace la gente normal sobre trabajo y ese tipo de cosas, realmente nada importante y nada que a ustedes pueda interesarles demasiado que digamos. En el momento en que desaparecieron por las escaleras, me levanté y corrí hacia la puerta, para después salir corriendo de la casa. Necesitaba llegar a la parada del colectivo antes de que alguno de ellos notara mi ausencia, lo cual estaba segura que iba a suceder en menos de quince minutos dadas la circunstancias en las que me encontraba últimamente,  ya saben, con mi cabeza hecha un completo lío.

La razón por la que quería ponerle un punto final a todo esto y así poder seguir respirando no por obligación.

Una vez que subí al colectivo le envíe un mensaje a Daira avisandole que estaba en camino mientras me preparaba mentalmente para la distracción que iba a crear para su padre, lo que me hizo sentir algo nerviosa. Yo no solía hacer este tipo de cosas pero situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas ¿no?

¿No es eso lo que nos enseñan los libros o las películas e incluso las novelas que pasan en la televisión? Pues yo estaba aprendiendo muy bien.

Recibí una llamada de Darwin que no me costo enviar al correo de voz considerando que él no estaba se acuerdo con muchas de las decisiones que estaba tomando en mi vida. Pero ¿qué tenía de malo querer averiguar lo que sucedió y por qué paso de aquella forma? No puedo comprenderlo.

En unos cuantos minutos más tarde llegue a la casa de Daira, no era un lugar ostentoso, no había mansiones o ese tipo de cosas, mi hogar y el de ella se diferenciaban en muchas cosas. Sacando por completo el hecho de que su familia parecía incluso mucho más honesta que la mía. Sacudí la cabeza antes de subir el porche y tocar el timbre, puse mi mejor sonrisa unos segundos antes que una mujer de rizos anaranjados, tez blanca y piel algo arrugada me atendiera. La madre de Daira me sonrió como si le alegrara el hecho de que íbamos a quitarle el auto al menos por unas horas.

—¡Que sorpresa! No te esperábamos por aquí aun. Creímos que seguías de viaje.

Para mi beneficio ya no.

—De vuelta a la vida cotidiana.—Me encogí de hombros.— ¿Y Dai...—me interrumpió.

—¡Daira! —Gritó.—¡___ está aquí!

Unos minutos más tarde mi amiga estaba diciéndome cosas con la mirada.

Yo sé que alguna vez les ha pasado de aquel instante en el que se conectan mentalmente con sus amigas y las entienden.

Este era un momento como ese.

Ambas nos encaminamos hacia la cocina mientras que Dora parloteaba sobre como había sido su último viaje a Suecia—era como la décima vez que nos hablaba de él— por lo que ninguna le estaba prestando la atención que la mujer quería. Daira me hizo señas con los ojos a un cajón que se encontraba justo detrás de su madre.

—Los vecinos fueron muy amables. —Dijo Dora con una sonrisa.

—Contigo. —Intervino una voz masculina justo detrás mío lo que hizo que la madre de mi amiga rodara los ojos.

—Dorian no estaba hablando contigo, se lo contaba a ____.

—Los suecos bajaron la música —dijo Daira antes de llevarse una galleta a la boca al mismo tiempo que mi celular empezó a vibrar en el bolsillo de mi jean. Rayos.— Fin de la historia.

Refregue mis manos sobre mi jean antes de que mis labios comenzaran a soltar multiples de mentiras y mi mente comenzara a formular miles de intentos de distracción para que así Daira pudiera sacar las llaves del auto del cajón. Esto iba a costarnos muy caro más tarde pero necesitaba correr el riesgo.

—¿Te encontraste con alguien conocido en tus minis vacaciones? —Me preguntó Dora haciendo que de repente la viva imagen de Ross me golpeé.

Apreté los labios ligeramente ya que quiera decirlo o no, si lo había hecho y su recuerdo quemaba en mi mente y tal como había imaginado también dolía demasiado.

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Volví (?) ahrr

Pasaron 84 años...

Ya sé, ya sé. Me tarde más de aun año en actualizar, soy un desastre, pero vengo a quedarme y con nuevas ideas.

Perdón pero es que mi mente era un desastre hace un año atrás, más el estudio y todo eso, lo siento...

Este capítulo es corto pero prometo uno más largo (?)

(Si después de 84 años todavía me lees quiero decirte que te quiero un montón ahrr) :*